Honduras, cambio de paradigma energético y social

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Honduras es un país ubicado en el extremo norte de América Central, cuya capital es el Distrito Central, constituido conjuntamente por las ciudades de Tegucigalpa y Comayagüela. Su extensión territorial, incluyendo todas las islas, es de aproximadamente 112.492 km².

Se divide en 18 departamentos, y la forma de gobierno es republicana, democrática y representativa. Se ejerce por tres poderes: Legislativo, Ejecutivo y Judicial.
Su población ronda los 8,3 millones de habitantes, la mayor parte se dedica a las actividades agropecuarias, además del comercio, manufacturas y servicios públicos, entre otras.
En lo que respecta a su economía, la agricultura se convirtió a finales del siglo XIX y a través del siglo XX en la columna vertebral de Honduras.

Aun cuando su importancia ha declinado un poco, los cultivos de banano y café conforman un importante lugar en las exportaciones del país.

Desde hace unos años, los gobiernos de Honduras llevan a cabo proyectos para promover y expandir el sector industrial, diversificar la agricultura, mejorar los medios de transporte y desarrollar proyectos hidroeléctricos.

Honduras ha tenido un leve repunte y debe fortalecerse. El crecimiento del PIB esperado para el año 2012 está por el orden de 3,2%. La economía del país es dependiente de la de EEUU y Europa, lo que en términos de remesa y turismo se sentirá.

Sin embargo, el turismo ha aumentado de forma gradual, debido a las abundantes y muy variadas bellezas naturales, arqueológicas, de historia colonial y una cultura expresada en sus costumbres y gastronomías típicas.

Honduras ha buscado depender progresivamente menos de los combustibles fósiles dados sus elevados costos y efectos contaminantes. En la actualidad obtiene su energía de cuatro fuentes: hidrocarburos, hidráulica, eólica y biomasa, pero la falta de inversión pública y privada en fuentes de energía renovable ha provocado que la demanda de energía de los últimos años fuera cubierta con plantas térmicas que trabajan con base en combustibles fósiles. Actualmente, 65% de la energía que se consume proviene de estas plantas.

Alrededor de 35% de los hidrocarburos son utilizados en la producción de energía eléctrica, el resto lo consume en su gran mayoría el transporte.

El país no produce hidrocarburos, por lo que esta dependencia afecta en gran medida su balanza comercial, aunque paradójicamente el consumo de estos combustibles represente la tercera fuente de ingresos fiscales, superados por el impuesto sobre las ventas y el impuesto a las rentas.

El país prevé usar unos 17,5 millones de barriles de derivados del petróleo para este año, y gastar aproximadamente $1.550 millones en comprar estos insumos energéticos.

Actualmente, existen proyectos para la utilización de fuentes alternativas de energía, además de la hidroeléctrica. La Empresa Nacional de Energía Eléctrica, máximo responsable de la producción, comercialización, transmisión y distribución de energía eléctrica en Honduras, prevé la construcción del proyecto Patuca III en conjunto con los proyectos Patuca I y II (costo: $1.200 millones) con el objeto de generar 600 MW de energía limpia.

El primer parque eólico de Honduras, localizado en el Cerro de Hula, comenzó a producir 67 MW de electricidad en el mes de octubre de 2011. Este proyecto (costo: $290 millones) cerró en 102 megavatios de capacidad eléctrica al finalizar diciembre de 2011. Asimismo, están encaminados los proyectos Jicatuyo y Los Llanitos, con una inversión proyectada de $750 millones.

Se ha identificado más de 40 proyectos de generación hídrica, lo cual pone de manifiesto un potencial hidroeléctrico considerable, que podría servir para atender la demanda eléctrica requerida e incluso para exportación, además de reducir la dependencia de la importación de derivados del crudo, con posibilidad de redistribuir este ahorro a rubros como programas sociales, educación salud e infraestructura.

A escala nacional, la integración energética regional puede convertirse en un factor dinamizador de las actividades económicas vinculadas a la exploración y explotación de estos recursos y, por tanto, puede generar prosperidad y mejores condiciones de vida especialmente para los sectores tradicionalmente marginados y víctimas de elevados niveles de criminalidad.

La integración energética regional puede ser un coadyuvante para la seguridad y gobernabilidad, contribuyendo sensiblemente a la disminución de los conflictos internos de los países centroamericanos.

Actualmente, se ejecuta el Proyecto de Eficiencia Energética en los Sectores Industriales y Comerciales en San Pedro Sula, con la asistencia de Pnud, el Gobierno de Canadá y el Consejo Empresarial Hondureño para el Desarrollo Sostenible como agencia ejecutora. El objetivo principal del proyecto es disminuir las barreras existentes en el uso de equipos de alta eficiencia, lo que permitirá reducir el costo energético y las emisiones en las empresas industriales y comerciales de Honduras. A este aspecto se añade la voluntad de desarrollar un marco de políticas públicas, de legislación, de estructuras institucionales y de medidas de carácter económico, financiero y técnico que promuevan la eficiencia energética mediante la utilización de energías limpias.
Este cambio de paradigma es aplicable a toda la región no solo para promover un desarrollo sustentable, sino para despertar la conciencia de que muchas veces contamos con estupendos recursos infravalorados en lo interno por políticas públicas erradas, mientras que otros países sí logran apreciar su potencial y se mantienen atentos y a la espera de un marco jurídico e institucional que promueva su correcta utilización y proteja legítimamente sus potenciales inversiones.