La Ocde promueve el bienestar económico y social

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Publicado Por El Mundo

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (Ocde) es un ente de cooperación internacional, compuesto por 34 Estados -de los más desarrollados del mundo-, cuyo objetivo es coordinar sus políticas económicas y sociales.

Fundada en 1960 con sede central en Château de la Muette, en París, los representantes de los países miembros se reúnen para trabajar en la misión de intercambiar información y de promover políticas que mejoren el bienestar económico y social de las personas alrededor del mundo, con el objetivo de maximizar el crecimiento económico de los países integrantes, así como colaborar a su desarrollo y al de los países no asociados.

Su órgano de gobierno es el Consejo, que se compone de los representantes de sus miembros, guía el trabajo de los Comités y decide sobre el presupuesto. Entre sus numerosos Comités destacan varios de ellos, uno de los tantos es el Comité de Comercio. La Secretaría, por su parte, cuenta con una Dirección de Comercio para llevar a cabo los trabajos en dicho ámbito.

La Ocde ofrece un foro donde los gobiernos pueden trabajar conjuntamente para compartir experiencias y buscar soluciones a los problemas comunes. La organización trabaja con los gobernantes para entender qué es lo que conduce al cambio económico, social y ambiental.

La organización mide la productividad y los flujos globales del comercio e inversión; analiza y compara datos para predecir las tendencias futuras; fija estándares internacionales dentro de un amplio rango, desde la agricultura y los impuestos hasta la seguridad en productos químicos.

Examina aquellos asuntos que afectan directamente a las personas comunes, como cuánto se paga de impuestos, la seguridad social y la administración del tiempo libre.

Compara qué tan diferentes son los sistemas escolares en los países y cómo están preparando a sus jóvenes para la vida moderna, y observa los sistemas de pensiones y cómo se ocuparán de sus ciudadanos mayores.

La Ocde recomienda y diseña políticas para hacer mejor la vida de las personas comunes. Trabaja en conjunto con los empresarios a través del Comité Consultivo de Negocios e Industria de la Ocde, y con los trabajadores a través del Comité Consultivo de Sindicatos. Mantiene también contacto activo con otras organizaciones de la sociedad civil.

El hilo en común de los trabajos de la Ocde es el compartir un compromiso con la economía del mercado impulsada por las instituciones democráticas centradas en el bienestar de los ciudadanos.

Hoy en día, la Ocde se centra en la ayuda de los gobiernos para los países miembros, a saber:
1) Necesidad de reestructurar la confianza en sus mercados, instituciones y compañías que los hacen funcionar, requiriéndose por tanto, mejorar la regulación con un gobierno más eficaz en todos los niveles políticos y de los negocios.
2) Saneamiento y restablecimiento de las finanzas públicas como base para el futuro de un desarrollo económico sustentable.
3) Búsqueda de nuevos métodos para fomentar y apoyar nuevas fuentes de crecimiento a través de la innovación, estrategias amigables para el medio ambiente y el desarrollo de las economías emergentes.
4) Sostenimiento de la innovación y el crecimiento, de tal manera se necesita asegurar que la gente de todas las edades pueda desarrollar habilidades para trabajar productiva y satisfactoriamente en los empleos del mañana.

La Ocde publica investigaciones y estadísticas sobre numerosos negocios y temas económicos internacionales, así como instrumentos acordados internacionalmente, decisiones y recomendaciones para promover reglas de gobernanza en áreas en que es preciso el acuerdo internacional para que los países puedan progresar en una economía globalizada.

Los países miembros han acordado que las interrelaciones mundiales entre el desarrollo económico, la liberalización comercial, los avances tecnológicos, el crecimiento en el nivel de empleo, la protección ambiental y la cohesión social exigen el diseño de una estrategia de desarrollo global, comprometiéndose a mantener un crecimiento no inflacionario a través de políticas macroeconómicas y reformas estructurales; luchar contra el desempleo como prioridad máxima; contribuir a la expansión continua del comercio internacional y la inversión; cooperar en política cambiaria para promover una mayor estabilidad en los mercados financieros; mejorar las habilidades para ajustarse y competir en una economía mundial globalizada; crear condiciones en las cuales las pequeñas y medianas empresas puedan florecer; y por último promover una supervisión adecuada de las instituciones financieras bancarias y no bancarias y mayor transparencia en los mercados financieros.

En medio de la crisis financiera global, las economías de América Latina y el Caribe se encuentran en mejor posición para hacer frente a nuevos desafíos.

La región debe aprovechar esta oportunidad para diseñar e implementar mejores políticas de desarrollo económico y social, con cambios estructurales, crecimiento e inclusión social.

Los gobiernos de la región deben reducir las desigualdades en las oportunidades, mejorar el acceso a los servicios públicos y a las oportunidades, y promover la diversificación de economías frecuentemente dependientes de la exportación de unos pocos productos primarios como es el caso de Venezuela, cuyos ingresos externos, lamentablemente, son generados casi en su totalidad producto de erradas políticas económicas de corte rentista.

Los gobiernos de la región han identificado tres áreas fundamentales en las que se deben invertir recursos adicionales: educación, infraestructura e innovación y desarrollo productivo.

Las tres tienen un gran potencial para aumentar la competitividad y la inclusión social. En cada una de ellas, se debe avanzar hacia administraciones públicas más eficientes, transparentes y con capacidad de acometer acertadas acciones estratégicas.