Zonas francas y fomento económico

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Una zona franca es un territorio delimitado de un país donde se goza de algunos beneficios tributarios (exoneración de derechos de importación de mercancías, de algunos impuestos o regulación de impuestos).

Muchos gobiernos de países establecen zonas francas en regiones apartadas o extremas con el fin de atraer capitales y promover el desarrollo económico de la región.

En las zonas francas suelen crearse grandes centros de compra y se instalan con frecuencia industrias maquiladoras o almacenes especiales para la mercancía en tránsito. Venezuela tiene varias zonas francas: verbigracia la de la península de Paraguaná en el estado Falcón. También contamos con el puerto libre de la Isla de Margarita y las exenciones fiscales especiales que posee el estado Nueva Esparta por su condición de estado insular.

Como mecanismo de atracción de inversiones y competitividad, destaca la gran importancia de operar bajo esta modalidad en procura de impulsar el comercio exterior para nuestro país bajo el esquema de recintos fiscalizados estratégicos, que funcionan principalmente como puertos interiores y plataformas logísticas.

Las zonas francas representan los intereses de miles de empresas en plena actividad económica, la captación de un número importante de trabajadores directos e indirectos y dinamismo en las importaciones y exportaciones.

En la zona franca venezolana hay ciertas restricciones con respecto a los tipos de actividades que se pueden realizar.

No están permitidas las construcciones de residencias privadas; ventas al menudeo; extracción de petróleo y gas natural; almacenaje de mercancías contaminantes; cualquier actividad que implique proceso y manejo de materiales radioactivos o desperdicios, u otras sustancias contaminantes; crecimiento, proceso y venta de especies protegidas: plantas y animales.

Como política aduanera, la mercancía originada en el país y que llega desde el extranjero en dirección a una zona franca tiene derecho a tratos preferenciales que se detallan a continuación: 1) exoneración de impuestos arancelarios; 2) exoneración de impuestos domésticos, tales como el valor agregado, ventas o impuestos similares; 3) exoneración de cargos por servicios aduaneros; 4) exoneración de tarifa y de restricciones relacionadas a tarifas, con excepción de restricciones sanitarias, de certificados de salud animal, permisos emitidos por el Ministerio de Salud y Ayuda Social, y de aquellos que implican defensa y seguridad social; 5) exoneración de impuestos en importaciones de equipos, herramientas y de materiales destinados exclusivamente para construir infraestructuras, edificios e instalaciones para zonas francas industriales por las organizaciones de manejo y de usuarios.

Las zonas francas funcionan como motores de los encadenamientos del comercio mundial al ser centros logísticos por excelencia y de servicios por excelencia. Por ejemplo, en las zonas francas de Colombia, existen centros masivos de atención de llamadas -call centers-, los cuales son dignos de emular. De allí la importancia que tienen en el mundo y en América Latina. Forman núcleos importantes para conformar la cadena de suministro, al permitir la combinación de los flujos de materiales e información requeridos para proveer, hacer, entregar o distribuir los bienes y servicios a los clientes.

En la actualidad, las zonas francas y los regímenes especiales están sometidos a dos presiones importantes: 1) Negociaciones multilaterales, como el desmantelamiento de las subvenciones a las exportaciones de bienes industrializados (principalmente las exenciones de impuestos directos) y 2) Acuerdos de libre comercio, con limitaciones a preferencias comerciales y subvenciones.

El sistema de las zonas francas ha venido cambiando en el mundo a lo largo de todos estos años, ajustándose a las necesidades de la globalización que nos exige mucha agilización de procedimientos y una alta eficiencia en el proceso de distribución.

El incremento en la inversión extranjera directa se ha constituido en una de las fuentes de mayor importancia para el financiamiento del desarrollo de los mercados en los países emergentes.

En este aspecto, las zonas francas juegan un papel muy importante como facilitadores de la logística e infraestructura para las empresas.

Hay un alto potencial para sectores que se desarrollan en la mayoría de las zonas francas de América Latina y el mundo, y aunque no es fácil definir qué se puede desarrollar con certeza, lo importante a señalar ahora es que los países deben buscar la especialización al atraer inversión extranjera en función de sus ventajas para ser competitivos.

Hoy están surgiendo nuevas zonas francas en áreas de servicios médicos, turismo, biotecnología, genómica, servicios de telecomunicaciones, agronegocios, alta tecnología, desarrollo de software, etcétera.

Las zonas francas crean una sinergia importante para la atracción de inversión extranjera en un país y complementan la diversificación de la inversión local.

Los países de América Latina deben ser reactivos y proactivos en el manejo y atracción de inversiones extranjeras y en el manejo de los regímenes especiales, lo cual debe reflejar una política de Estado consistente con la búsqueda de oportunidades que la inversión extranjera se encuentre valorando.

A través de la infraestructura que fomentan las zonas francas, se establecen empresas que generan empleo, divisas, tecnología, capacitación, encadenamientos productivos con el sector local, servicios, etc. Generan una actividad económica en cascada que beneficia a un sector importante de la población de un país.

El desarrollo de zonas francas es hoy un mecanismo fundamental para la atracción de inversiones y empalmar la economía local con la del resto del mundo.