ENERGÍA NUCLEAR: Economía y Sociedad.

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El Mundo

Por Moisés Bittán

La energía nuclear es competitiva con los combustibles fósiles para la generación de electricidad, a pesar de los altos costos de capital y la necesidad de los  todos los costos asociados al almacenamiento y puesta fuera de servicio. Si también se tienen en cuenta los costos sociales y ambientales de los combustibles fósiles, la energía nuclear luce a primera vista sobresaliente.

Este tipo de energía presenta un bajo costo de combustible comparado con las plantas que queman carbón, petróleo y gas. Sin embargo, el uranio debe ser procesado, enriquecido y convertido en elementos combustibles, y por lo menos la tercera parte de los costos se deben al enriquecimiento y fabricación. Se deben hacer asignaciones para el manejo del combustible quemado y el final almacenamiento de los residuos separados del mismo.

Los costos totales de combustible de una central nuclear en occidente son típicamente un tercio de los de las plantas quemadoras de carbón y la cuarta parte de los costos de las plantas de gas de ciclo combinado.

El costo de la generación eléctrica nuclear se ha mantenido relativamente estable durante los últimos quince años. Esto se debe a que, a pesar de los costos declinantes del combustible (incluyendo el enriquecimiento), los costos de operación y mantenimiento han sido desbalanceados por los mayores costos de inversión. En general, los costos de construcción de las centrales nucleares son significativamente mayores que los de las plantas de carbón y gas por la necesidad del uso de materiales especiales, y la incorporación de sofisticados sistemas de seguridad y equipos de control de respaldo. Estos costos pueden llegar a significar la mitad de los costos de la generación nuclear.

Para establecer estimaciones de la competitividad de la producción eléctrica entre diferentes países, se incluyen todos los costos de planeamiento, construcción y operación; y para las centrales nucleares estos costos incluyen estimaciones totales para el manejo de combustible, puesta fuera de servicio y disposición final de los residuos.

Los costos de desmantelamiento y puesta en fuera de servicio se estiman en un diez por ciento del costo del capital inicial de una central nuclear. Al descontarse, los mismos contribuyen sólo un pequeño porcentaje a los costos de inversión y menos aún a los costos de generación. En los EEUU representan el 0,1 a 0,2 centavos /kWh, que no es más del cinco por ciento del costo de la electricidad producida.

El costo final del ciclo de combustible, incluyen el almacenamiento por disposición final de los residuos en repositorios, contribuyen con otro cinco por ciento de los costos totales por KWh, –menos que si hubiese almacenamiento directo del combustible quemado en vez de reprocesamiento.

La elección de la planta es muy probable que dependa de la situación internacional de la balanza de pagos del país inversor y la fortaleza de su economía. La energía nuclear requiere de grandes capitales mientras que los costos del combustible son mucho más significativos para los sistemas basados en combustibles fósiles. Por consiguiente, si un país desarrollado tiene que decidir entre importar grandes cantidades de combustibles o invertir una gran cantidad de capital en su país, los simples costos pueden ser menos importantes que consideraciones económicas más amplias.

El uranio tiene la ventaja de ser una fuente de energía altamente concentrada que es transportable y comercializable a bajo costo. Las cantidades necesarias son mucho menores que para el carbón o el petróleo. 1 kg de uranio natural rendirá 20.000 veces más energía que la misma cantidad de carbón.

La contribución del combustible al costo total de la electricidad producida es relativamente bajo, por lo que una gran escalada en los precios del uranio tendrá un efecto relativamente pequeño. Ejemplo: una duplicación del precio del óxido de uranio aumentaría el costo del combustible de un reactor de agua liviana en un treinta por ciento y los costos de la electricidad en ocho por ciennto mientras que la duplicación del precio del gas agregaría alrededor de dos tercios al precio de la electricidad.

Otro ahorro posible sería el reprocesar combustible usado usando el uranio y plutonio recuperado en combustible de óxidos mezclados (MOX), se puede extraer más energía. Los costos para conseguir esto son elevados, pero son balanceados por el hecho que el combustible MOX no necesita enriquecimiento.

Para los diferentes costos de combustibles (fósiles) o tiempo previo (plantas nucleares), se asume una tasa de descuento del 5%, 30 años de vida útil y 70% de factor de carga. El factor clave para los combustibles fósiles es el alto o bajo precio del combustible, mientras que la energía nuclear tiene una baja proporción del costo del combustible en el precio de la electricidad, y el factor clave es el corto o largo tiempo en el tiempo previo incurrido en los costos de inversión. Incrementar el factor de carga beneficiaría entonces más a la energía nuclear que al carbón, y ambos factores más que para el petróleo y el gas.

La energía nuclear plantea otra forma de generar energía mucho más limpia, trayendo a futuro beneficios para los problemas ambientales. Esta energía  representa un recurso para remplazar a otras energías que están en vías de agotamiento. Sin embargo, El desastre nuclear ocurrido en la central de Fukushima en Japón en días recientes, ha cambiado radicalmente, con mayor o menor razón y pasión,  la opinión pública internacional sobre la conveniencia de las centrales nucleares como generadores de energía. De esta catástrofe le queda el reto a la humanidad en plantearse un nueva vía innovara generadora de energía que no sea tan contaminante como los combustibles fósiles ni tan tóxicas como las derivadas de un accidente nuclear de gran magnitud.  Las sociedades que consumen ingentes cantidades de electricidad tienen la responsabilidad de impulsar estas tecnologías limpias y responsables.