Sindicatos laborales: Una apuesta a la prosperidad

ENERGÍA NUCLEAR: Economía y Sociedad.
Desarrollo económico y seguridad personal

El Mundo

Por Moisés Bittán

El sindicalismo, se origina con la revolución industrial en el último tercio del siglo XVIII, dando lugar a que la máquina sustituya al trabajador manual, cuando la fábrica ocupa el lugar de taller del hogar, cuando la gran industria suplanta a la economía del artesanado y la producción de mercado local, se transforma en producción para el mercado mundial. Así las cosas no solo esta etapa marcó un cambo sin precedentes en los medios de producción, sino en la relaciones de los agentes económicos inmersos en esta dinámica: siendo las relaciones obrero-patrón las que ocuparían el mayor protagonismo.

Los sindicatos desempeñan un papel esencial, puesto que, en las economías  cuyos países gozan de plena democracia, constituyen la principal institución que representa a los intereses de los trabajadores. Esto conlleva a que el funcionamiento del mercado de trabajo está condicionado de manera sustancial por el comportamiento de empresarios y trabajadores, y por las relaciones mutuas que ellos mantienen.

En vista de que las variables laborales repercuten sobre el resto de variables económicas, resulta incuestionable de que las instituciones que conforman el mercado de trabajo, tanto las que representan a los empresarios como la de los trabajadores, juegan un papel importante en la economía de los países. Los agentes socioeconómicos como los sindicatos participan en la gestión de política económica, más allá  en las de su interés  directo al mercado de trabajo o, a los intereses salariales de sus afiliados.

Hay que resaltar que el poder de negociación de los sindicatos y, por tanto, su capacidad potencial para conseguir altas tasas de variación en los salarios monetarios, es mayor en cuanto más alta es la militancia de los trabajadores formales en los sindicatos.

La variación en la sindicalización está asociada, de manera significativa, con la variación en los salarios monetarios en la mayoría de las industrias. El incremento en una unidad en la sindicalización tiene mayor efecto sobre las variaciones salariales cuando el nivel de afiliación es alto.

La influencia crucial de los sindicatos en la determinación de los salarios, conduce al interés de estudiarse el efecto que ejerce dicha influencia sobre los resultados macroeconómicos. De allí que cuando se conculcan los derechos del movimiento sindical, se irrespetan las convenciones colectivas, se les coarta el derecho a la superación personal de sus afiliados, se induce la constitución de agrupaciones paralelas que desvirtúan los genuinos intereses de los trabajadores y sus familias, se está ocasionando un daño estructural al pilar fundamental de la actividad económica y cuyas consecuencias mellan el desarrollo social y son el detonante para cambios trascendentes – a veces traumáticos – del orden político. El ordenamiento jurídico debe proteger esta actividad como al propio tiempo debe garantizar relaciones labores flexibles, justas y correctamente remuneradas en función de la aportación de cada trabajador al circuito de valor de bien o servicio ofertado a la colectividad.

En un escenario más sofisticado e ideal, en el que los trabajadores adquieren la posibilidad de participar de las ganancias empresariales, esa conclusión no sólo se ratifica sino que se refuerza: la elevación de salarios en un sistema de distribución progresiva del ingreso, acelera la acumulación por encima de lo que lo lograría en un escenario de mayor concentración. Sin embargo, si además de conseguir los incrementos salariales, el insumo trabajo disminuyera su participación en la producción como una forma de concretar la lucha reivindicativa en contra de las empresas, lo que se obtendría sería el efecto contrario a lo esperado, disminuciones en la tasa de crecimiento del producto y también de las ganancias, retrocediendo, por tanto, en los propósitos de redistribución progresiva del ingreso que en definitiva es el la piedra angular de la activad sindical: La mejora socioeconómica de sus agremiados y sus núcleos familiares.

La ineficiencia en el trabajo, como práctica de lucha reivindicativa de los sindicatos frente a las empresas, en lugar de garantizar el progreso material de los trabajadores, los perjudica. Los sindicatos ineficientes son enemigos de sus propias aspiraciones y asignaciones. El mejor panorama para los sindicatos se les presenta en la vocación de corresponsabilidad en la producción y coparticipación en los beneficios de la misma. Bajo tal esquema, tanto las empresas como los sindicatos, podrían progresar aceleradamente hacia un sistema de acumulación dinámica de largo plazo, y hasta la democratización del capital.

Aquellos sindicatos que son funcionales a las instituciones de control monetario y fiscal, y que hacen y han hecho posible para ellas que las reacciones de los trabajadores no obstaculicen las políticas de ajustes y estabilización, ni los esquemas de represión salarial para el control de la inflación, ni la preservación de bajos salarios para alcanzar la competitividad que no se logra a través de la tecnología, atentan, no sólo contra la propia vida de los sindicatos y las reivindicaciones laborales, sino también como las bases mismas de la acumulación y crecimiento.

A modo de corolario, debemos mencionar que las organizaciones sindicales latinoamericanas pueden aportar mucho todavía en cuanto al fortalecimiento de las democracias de sus países que intentan construirse en la región partiendo de experiencias traumáticas como autoritarismos, dictaduras militares y hasta conflictos civiles de profunda magnitud. El nuevo espectro socio-político exige a las organizaciones sindicales  formular propuestas a la sociedad civil que trasciendan sus intereses laborales cuya  incidencia en los procesos de activación política mediante estas propuestas tendrán gran repercusión en nuestras sociedades latinoamericanas cada vez más integradas.